Decidí asomarme por el balcón y a lo lejos podía observar el cesped escaso y de poco verdor, zapatos que iban y venían de varios colores los cuales se ocupaban que ésto sucediese.
El sonido de un cd atorrante y ensordecedor de Kudai dificultaba la comunicación entre aquellos que disfrutamos de los atardeceres en un balcón de cómodas sillas y buenas charlas.
Mi amiga y yo nos encontrabamos afectadas por dicha situación hacia ya unos cuantos minutos. Decidí observar por rato prolongado la situación. La terraza del edificio estaba repleta de distintas personalidades. No era el grupo al cual yo podría llegar a pensar en socializar en algún momento.
No pasó mucho tiempo hasta que decidí hacer algo al respecto (vivir a la altura de los zamuros puede ser una gran ventaja para aquellos que realmente les gusta disfrutar de la vida plenamente y entre otras cosas...). Dos cubetas de agua fría fueron suficientes para que el cesped de dicha terraza comenzara a relucir nuevamente su verdor, al igual que para las personalidades que ahogaban el espacio con su arrogante presencia decidieran enfriar un poco su estado de ánimo y así llevar las cosas con más calma.
Regresé a mi silla, me recliné un poco y continué disfrutando de lo que quedaba de la cálida tarde y las charlas con mi amiga.
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1 comentario:
:-)
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