Una mañana se cayeron a golpes unos sujetos que conversaban en la plataforma de la estación de autobús. Cada vez que bajaban viajeros se pisoteaban. Uno de los individuos tenía cuello largo y sombrero de fieltro. El otro un abrigo de escasos botonoes sujetados por un cordón.
Según un vecino de la zona, dos horas más tarde, los sujetos habían quedado como amigos.
El vecino pretendía aconsejarles. Estos sujetos decidieron lanzarse sobre él, pero éste abandonó rápidamente la estación.
1 comentario:
bien. Dale con la tuya.
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